Seguramente todos los amantes de la lectura en digital, tendréis o conoceréis a alguien que tenga un ereader con tinta electrónica. Existen diversas marcas como Kobo, Kindle, Tagus y otras, y se caracterizan por su particular pantalla, que cada vez imita mejor a las páginas de un libro.
Pero, ¿no os habéis preguntado nunca cómo funciona? ¿Por qué algunos, cuando los apagas tienen una imagen estática? ¿Están realmente apagados o consumen energía? En este artículo hablaremos de ello, satisfaciendo las necesidades de nuestros lectores más curiosos.
Aunque nos parezca un invento nuevo, lo cierto es que el desarrollo de pantallas para la lectura comenzó en 1997 de manos del Instituto de Tecnología de Massachussets, estando listas para su venta en 2004. A pesar de eso, no es hasta mínimo el año 2006 cuando comienzan a ponerse de moda y comenzamos a ver, al menos en España, a los primeros lectores digitales.
¿Cuándo empezasteis a ver vosotros la tecnología de tinta electrónica? ¿En 2006 o en 2010? ¿Seguro? Lo cierto es que, aunque no sean exactamente lo mismo, tecnologías similares a la tinta electrónica llevan con nosotros mucho más tiempo. En 1959 un popular juguete, el Telescketch revolucionaba el mercado. Este juguete, una especie de pizarra que no gasta tinta, funciona de manera similar, aunque no igual: una serie de partículas van tomando forma en una pantalla a la vez que se giran unas ruedas para darles forma.
Más adelante, surgen juguetes similares que seguramente todos hayamos visto: unas pizarras en las que podía dibujarse con un lápiz, sin tener tampoco que gastar tinta, con el mismo funcionamiento que el famoso Telescketch. Seguro que yo no era la única a la que esto le parecía magia. Pues más tarde vemos una magia similar en los lectores digitales.
Ahora bien, ¿Cómo funciona la pantalla de tinta electrónica en los ereaders? La tinta electrónica es muy similar a la tradicional, de hecho, si tuviésemos ambas tintas delante metidas en un tarro, no distinguiríamos cuál es cuál. Los ereaders se componen de una primera capa, que consiste en una lámina protectora. La segunda capa, contiene dos tipos de pigmentos: los blancos, de carga positiva y los negros, de carga negativa. La tercera y última, posee una serie de electrodos, que son los que hacen que estos pigmentos tomen la forma de las letras deseadas. Mientras el texto está cargado en la pantalla, el ereader no gasta batería, solo lo hace al cambiar de página o si tiene luz incluida.
¿No resulta fascinante cómo pueden imitar a la perfección a las páginas impresas? Este sistema de «imitación» de papel, hace que nuestros ojos se cansen menos y además permite que los ereaders se fabriquen muy finos y ligeros, haciendo muy cómodo su uso.
Sin embargo, esta tecnología tiene dos pegas. La primera es el tiempo de carga que, para un libro electrónico esta genial y no molesta en absoluto pero, en móviles (cosa que ya se ha probado) resulta poco práctico. La otra pega es la deseada tinta en color, que apareció por primera vez en 2007 pero cuyo coste resulta muy elevado. No obstante, este año 2020 los datos se presentan más optimistas y parece que nuestros libros electrónicos a color y accesibles para todos, no están demasiado lejos.
Y nos podríamos preguntar también qué llevo a que en 1997 se tuviese ya la necesidad de desarrollar este tipo de tinta. En esto tiene mucho que ver la concienciación ambiental. La tala masiva de árboles y la destrucción de bosques empezó a causar una preocupación general, lo que hizo que se tomaran medidas como estas, que contribuirían al ahorro de papel.
Como acabamos de ver, el funcionamiento de la tinta electrónica es bastante curioso y resulta una alternativa muy válida para los libros en papel. Si todavía no lo has probado ¿A qué esperas? No te arrepentirás.